Hablar de ahorro energético tiene ahora más sentido que nunca. No solo porque ha llegado el momento de tomarnos muy en serio problemas como el cambio climático, sino porque las tarifas de las eléctricas se han disparado y el incremento en las facturas de la luz y del gas es una constante.
Además, a través del ahorro energético podemos contribuir a generar un menor impacto en al medio ambiente, desde nuestra propia casa. El consumo de energía implica el uso de recursos naturales que provienen, sobre todo, de combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo, y que son limitados en nuestro planeta.
La extracción de estos recursos supone un elevado coste económico y, sobre todo, ambiental. Se trata de hacer un uso racional de la energía y concienciar a la población de los beneficios que aporta. Debemos ser conscientes de lo que supone el ahorro energético en el hogar y de los límites de las energías no renovables. Por ello, hoy aportamos nuestro granito de arena contándote qué debes saber sobre el ahorro energético y cómo ponerlo en práctica en tu hogar.
El ahorro energético es la reducción que se hace en el consumo de energía durante las actividades o labores habituales, tanto en el hogar como en el trabajo. Este ahorro implica una menor cantidad de recursos del planeta consumidos.
Existen numerosas medidas de ahorro energético que puedes empezar a tomar en cuenta en casa desde este mismo momento. E ir sumando más hábitos de ahorro a medida que vayas equipando tu casa o renovándola. Ya que, según cuentan los expertos, la mayoría de hogares españoles no están preparados para llevar a cabo un ahorro energético significativo.
Por ejemplo, según informa la Organización de Consumidores (OCU), un 76 % de los hogares españoles usa bombillas de bajo consumo. Pero solo un 27 % dispone de tarifa con discriminación horaria. Y solo dos de cada diez edificios tienen un buen aislamiento térmico. Además, si hablamos de consumo de agua, los grifos con cabezales para ahorrar agua todavía son ampliamente desconocidos. Solo el 38 % de las casas los tiene instalados. Repasemos qué puedes hacer en tu hogar y en qué proyectarse para un ahorro energético en el futuro más inmediato.
¿Todas las luces de tu casa son ya de bajo consumo? Tómate este asunto en serio y, según vayas cambiando las bombillas, sustitúyelas por LED. Son más caras a corto plazo, pero duran hasta 30 veces más y, sobre todo, ahorran un 80% de luz.
Otras medidas de ahorro energético pasan por hábitos más sencillos, como apagar completamente los aparatos electrónicos que no estés usando. ¿Todavía dejas el portátil encendido cuando terminas tu jornada laboral? Apágalo (y con él, el resto de dispositivos) y comienza a ahorrar el 7% de energía.
La mayor parte de energía que se pierde en el hogar es a través de puertas y ventanas, sobre todo, a través de estas últimas, cuando tienen un mal aislamiento. Los profesionales insisten en que las ventanas deben tener un acristalamiento doble o triple para ser eficientes energéticamente. También las terrazas abiertas, no acondicionadas, provocan una perdida de energía importante en el resto del hogar, al estar conectadas normalmente con el salón.
Estudios realizados por Lumon y el ahorro energético con los sistemas de acristalamiento han constatado que estos pueden ayudar a reducir el consumo de energía de calefacción y proporcionar ahorros considerables en tu factura de la luz. En Lumon hablamos de un único acristalamiento sin marcos de aluminio, lo que crea un espacio ventilado que sirve además de barrera térmica entre el exterior y el interior, proporcionando protección contra los agentes meteorológicos, especialmente contra el viento.
Gracias a los sistemas Lumon, la presión del viento sobre la terraza se reduce y, a su vez, los costes de la energía necesaria para la calefacción. Pero, además, en los días soleados de invierno las cortinas de cristal cerradas permiten que la terraza se caliente, reduciendo así los costes de calefacción de la vivienda. En cambio, en el verano se pueden abrir total o parcialmente sin dificultad y de nuevo tendrás tu terraza abierta para disfrutar de la brisa.
Si utilizas correctamente las persianas y los estores, o usas toldos en verano para proteger las ventanas del sol, podrás ahorra entre un 10% y un 20% del consumo energético. Es importante escoger bien las persianas de la casa según las necesidades de luz que tenga cada habitación. En el caso de las cortinas de cristal Lumon existen estores diseñados de manera personalizada para la terraza o para el porche. Y como se colocan a lo largo de toda la hoja de cristal, al desplazarla el estor se mueve con ella. Eficacia máxima garantizada.
En invierno, se pueden abrir las persianas, las cortinas o los estores (dependiendo del sistema que tengas) cuando esté dando el sol en tu ventana o en las cortinas de cristal de tu terraza. Así aprovecharás esa sensación térmica en el interior. En verano, baja las persianas durante las horas de más calor y a última hora del día, haz el ejercicio contrario y, además, abre las ventanas para refrescar y airear la estancia.
Mantener una temperatura media saludable en tu casa es un hábito de ahorro energético que también notarás en la factura a final de mes. Esta temperatura debe estar en verano en torno a los 25ºC y, en invierno, en torno a los 20ºC.
Cuando las temperaturas sean más bajas, deja las prendas mojadas en un tendedero o en una silla cerca del radiador durante el tiempo que estés en la habitación. Y acuérdate de cerrar las ventanas siempre que enciendas cualquier sistema de climatización, para que no se pierda la energía.
¿Has oído hablar de las griferías eficientes? Son capaces de ahorrar hasta un 70% del consumo. Grifos, retretes y duchas eficientes se han convertido en otros sistemas imprescindibles para un consumo responsable. Existen grifos termoestáticos que además controlan la temperatura, y aunque son un poco más caros, ahorrarás con ellos en torno a un 5% en tu factura de agua y de luz.
A veces, tener “descuentos” en la factura de la luz depende de estar bien informado y conocer bien las ofertas del mercado. Así podrás elegir la compañía que mejor se adapte a tus necesidades. Elige el plan que más se ajuste al consumo y horario de tu familia y estudia la posibilidad de pasarte a una compañía que garantice que su energía es renovable.
Cuando vayas a comprar electrodomésticos, ten en cuenta la etiqueta. Es ahí donde estará indicado que son de clase A o superior. Un frigorífico (que es el electrodoméstico que más gasto produce) de clase A+++ consume un 70% menos que uno convencional. Acostúmbrate también a ajustar la temperatura del frigorífico a la época del año. En verano baja la temperatura y en invierno, súbela. Otro hábito que reduce el consumo de energía notablemente es descongelar el congelador periódicamente. Lo que se consigue así es que no tenga que hacer un sobre esfuerzo para mantener la temperatura adecuada.
Otros electrodomésticos que disparan la factura son la lavadora, la secadora y el lavavajillas. La clave del ahorro está en que no los uses hasta que no esté la carga completa. Utiliza programas cortos en la lavadora, reduce su temperatura a 30ºC y el centrifugado a menos de 800 revoluciones. Y si vas a sustituir la caldera, otro consejo: elige una de condensación o de baja temperatura y así ahorrarás hasta un 25%.
Los beneficios del ahorro energético son dos principalmente. Por un lado, reducirás el coste de tus facturas de luz, agua y gas. Y lo notarás, además, inmediatamente. Y por otro, contribuirás a cuidar de tu entorno. Al contaminar menos, mejorarás no solo tu salud, sino la salud de todos.
Otro beneficio es que gracias al ahorro energético se garantiza el abastecimiento de agua en épocas de sequía. O que, al reducir el consumo de las energías no renovables, disminuye el coste de producción y, por tanto, las grandes empresas energéticas entran en competición. ¿Qué gana el usuario? Que las tarifas sean más bajas. En definitiva, ganamos todos.